La relación entre el crecimiento económico y el ambiente se ha ido estrechando cada vez más. No hay desarrollo económico sin recursos ambientales, y el ambiente depende para su preservación de cómo se manejan esos recursos.
Por Yuly C. Castro – Comunicadora Social
Desde que el mundo es mundo, por así decirlo, dependemos de nuestro entorno para el sustento diario y para desarrollarnos como sociedad. Tanto así, que nuestras habilidades para intervenirlo nos diferencian del resto del reino animal. Con la salvedad, de que los otros seres vivos no son capaces de modificar -e incluso amenazar- su hábitat natural, como lo hemos hecho los seres humanos.
Si bien es cierto que a lo largo de su historia, el planeta ha sufrido dramáticos y constantes cambios en su composición y estructura -las glaciaciones, la separación en continentes, la extinción de especies como los dinosaurios y otros grandes reptiles por el impacto de un asteroide, etc., también es cierto que el desarrollo de la agricultura y de la civilización permitió a los humanos alterar la Tierra en un corto espacio de tiempo como no lo había hecho ninguna otra especie, afectando tanto a la naturaleza como a la diversidad y cantidad de formas de vida.
El costo medio ambiental
La relación entre el crecimiento económico y el ambiente se ha ido estrechando cada vez más. No hay desarrollo económico sin recursos ambientales, y el ambiente depende para su preservación de cómo se manejan esos recursos.
Hagamos un brevísimo recuento de cómo llegamos a hablar de Desarrollo Sostenible y por qué. Después de la Segunda Guerra Mundial y la conformación de un Nuevo Orden Mundial, la economía experimentó una expansión nunca vista; creció la producción de bienes y servicios, aumentó el consumo de energía, el ahorro, la inversión, el consumo personal, etc. Pero a un costo medio ambiental muy alto y crecientes desigualdades sociales, principalmente en el llamado Tercer Mundo, el que -paradójicamente- sigue siendo el mayor reservorio y proveedor de materias primas para los países industrializados.
Ya en los años 70 se encendieron las alarmas sobre el riesgo ambiental por la acción del hombre, la extinción de especies, el agotamiento de los recursos naturales, mientras en paralelo problemas que afectaban directamente a la sociedad como la sobrepoblación y la pobreza exigían medidas urgentes de los gobiernos del mundo.
Desarrollo económico y social respetando el medio ambiente
Y aunque el tema ambiental ya venía asomándose en la agenda mundial, no fue sino hasta 1987 cuando se dio el primer esfuerzo real por replantear las políticas de desarrollo económico para minimizar la confrontación del crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental, pero además, satisfaciendo las crecientes demandas sociales con equidad. Se trató del Informe de Brundtland -originalmente llamado Nuestro Futuro Común– en el que participaron distintos países a petición de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, creada durante la Asamblea de las Naciones Unidas en 1983.
En este informe, encabezado por la ex primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, se utilizó por primera vez el término desarrollo sostenible, definido como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. Este informe se ha convertido en referencia fundacional del desarrollo sostenible.
El Desarrollo Sostenible abarca tres componentes fundamentales e interdependientes: el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente.
En aspecto económico, se centra en la gestión financieramente posible de los recursos que son limitados, para su aprovechamiento rentable y responsable, garantizando la restitución y preservación de dichos recursos, y satisfaciendo las demandas de la población.
El en área social, el Desarrollo Sostenible apunta -por un lado-, a minimizar los aspectos negativos de la actividad que desarrollen los individuos, y en paralelo potenciar los factores positivos; y por el otro, a que todos los grupos sociales (trabajadores, proveedores, clientes y comunidades en general) reciban equitativamente los beneficios de las actividades económicas que desarrollan las empresas.
Finalmente, el componente ambiental del Desarrollo Sostenible busca armonizar el crecimiento económico con la preservación del ambiente y la biodiversidad, estudiando no sólo el impacto de la actividad que se genere y la reposición de los recursos, sino la gestión de los residuos y emisiones.